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La filantropía y el amor al género humano

Stone Soup Consulting aboga por la filantropía basada en alianzas multiactor, centrada en los grandes problemas globales y siempre orientada para el impacto social.
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24 de octobre 2024
por Chus de la Fuente
Consultora, Stone Soup Consulting

Stone Soup Consulting trabaja por un lado con las organizaciones con el objetivo principal de aumentar su eficiencia y su capacidad de atraer a los donantes a sus causas, generar impacto social y ser capaces de medirlo. Por otro lado, trabaja con los donantes para aumentar su deseo de invertir en causas sociales y contribuir al fortalecimiento de las organizaciones, y entender su rol en el impacto global que a todos nos repercute.  

Según la Real Academia de la lengua Española – RAE, “la filantropía es el amor al género humano” (del griego, Philo y Anthropos). Sin embargo, hoy en día cuando hablamos de Filantropía todos pensamos en donar dinero, sea cual sea la causa a la que se destina la captación de fondos. 

La filantropía es un concepto muy antiguo. Ya Santo Tomás de Aquino nos hablaba de ella en el año 1250. En sus inicios iba muy ligada a causas religiosas y caritativas; así, en 1601, Isabel I de Inglaterra promulgó el estatuto de usos caritativos – el Poor Law, muy presente en el mundo anglosajón. Y es en el siglo XIX cuando empieza a aplicarse en la investigación científica, creciendo exponencialmente en la segunda mitad del siglo XX, al enfocarla a causas sociales independientes de las religiosas e incluso a la financiación de determinados partidos políticos. Por otra parte, no olvidemos el mecenazgo, una variedad de filantropía centrada en el apoyo al arte: pintores, músicos y literatos, que surge en la Edad Media y que se hace fuerte en el Renacimiento. 

Por tanto, el Fundraising, como parte que es de la filantropía, es una actividad muy antigua, con un largo recorrido, muy vinculada en sus orígenes a la caridad cristiana, donde aparentemente la principal motivación para practicarla ha sido siempre la solidaridad (*), el sentido de responsabilidad social (**), el interés por redistribuir los recursos y disminuir las desigualdades y, por supuesto, la empatía con la causa que apoyamos. 

Pero lo que quizá sea nuevo (de los últimos 50 años) son los pasos que da la filantropía desde la simple caridad a la búsqueda de impacto; desde la mera donación a la búsqueda de información transparente sobre el uso dado a los fondos; desde la entrega directa de fondos al beneficiario a la entrega a organizaciones que actúan de intermediarias; desde favorecer no solo a un beneficiario próximo y quizá conocido sino también a otros que están lejos y que ni siquiera conocemos; desde el objetivo de expiar “los pecados” hasta la obtención de ventajas fiscales; desde el ámbito de lo estrictamente privado a la demanda de participación del sector público. Y como principales tendencias de futuro el paso desde las acciones aisladas al trabajo en red con actuaciones multiactor, desde la atención a problemas específicos de un colectivo concreto al foco en los grandes problemas globales, y de la búsqueda de resultados al logro de impacto social. Stone Soup Consulting aboga por la filantropía basada en alianzas multiactor, centrada en los grandes problemas globales y siempre orientada para el impacto social. Para ello, promueve la capacitación de las organizaciones involucradas, la creación de redes y la medición de impacto. 

Una de las primeras preguntas que nos surgen alrededor de la filantropía es cuál ha sido su impacto en el mundo y por qué hoy, más que nunca, sigue siendo necesaria; o por qué no se ha dado suficiente respuesta a las necesidades que dan pie a la filantropía, ¿es que no donamos todo lo que sería necesario para abordar las diferentes causas? Son muchas las preguntas y no es fácil encontrar las respuestas. 

Si nos basamos en el importe total de donación que deberíamos lograr para poder atender las grandes necesidades del mundo, el famoso 0,7% del PIB (***), en principio no parece que sea una cifra muy difícil de conseguir, ya que tan sólo tocaríamos a 39 dólares/año cada una de las 8,000 millones de personas que poblamos la tierra. Entonces, ¿por qué no lo conseguimos? Seguramente porque el entramado de causas es complejo.  

Para empezar, no todos empatizamos con las mismas causas y, probablemente, no se quiera donar a aquellas causas en las que no se cree, con las que no se empatiza. Por ejemplo, no todo el mundo empatiza con la religión, ni todos creen en el cambio climático. ¿Cuáles son las causas que tienen más capacidad de empatizar con los donantes?, ¿las causas que reciben más donaciones? Según diversas publicaciones, parece que la educación es la predominante (el 35% de los donantes elijen esta causa), seguida de la salud (20%) y el bienestar (21%); y, por supuesto, la atención del medio ambiente, causa que ha crecido en los últimos años y que es apoyada sobre todo por los nuevos grandes filántropos (pero en muy pequeña escala por los particulares).  (Global Philantropy Tracker). 

Por otro lado, desde el fundraising, quizá no estamos planteando adecuadamente la solicitud de fondos para las causas con las que trabajamos. Normalmente se plantea en términos de “ayudar”, de “dar sin recibir nada a cambio”, en lugar de plantearlo como un “ganar-ganar”. Donar a una causa con la que empatizamos supone contribuir con nuestro propio bienestar y por tanto no existe renuncia a una parte de nuestras pertenencias, sino un crecimiento, una mejora personal y colectiva. Y esto ocurre tanto desde el que solicita la donación (apelando a la conciencia del donante potencial, como una ayuda que se le solicita en virtud de su supuesta generosidad), como desde el que dona (que no ve la oportunidad que se le está ofreciendo de poder ser parte de un cambio importante y necesario frente a una necesidad social) (Pedir nos da vergüenza, Silvia Bueso). El ejemplo más claro donde el enfoque sería el adecuado es la captación de fondos que hacen los clubes de futbol, donde el que se asocia no lo hace desde la óptica de “ayudar” si no desde la de “pertenecer” al club. 

Entre otras posibles respuestas que los potenciales donantes aducen para no donar, creo que hay que dejar de lado aquellas que no parecen convincentes, por ser más una excusa que un motivo real, tales como: el “ahora no puedo” (después puede que sea tarde); “ya dono a otras organizaciones” (casi siempre puedes donar a otra o donar un poco más); “no me fio” (solo tienes que informarte y donar allí donde te generan confianza); “que done el Gobierno” (ya lo hace, pero no es suficiente y es nuestra responsabilidad impulsar políticas públicas redistributivas). 

Stone Soup Consulting trabaja por un lado con las organizaciones con el objetivo principal de aumentar su eficiencia y su capacidad de atraer a los donantes a sus causas, generar impacto social y ser capaces de medirlo. Por otro lado, trabaja con los donantes para aumentar su deseo de invertir en causas sociales y contribuir al fortalecimiento de las organizaciones, y entender su rol en el impacto global que a todos nos repercute.  

Lo verdaderamente cierto es que si realmente todos actuásemos por “amor al género humano” las necesidades serían menores y, por tanto, las necesidades de fondos filantrópicos también lo serían. Así, si cada uno de nosotros se preocupase por reducir, reutilizar y reciclar, el medio ambiente estaría menos necesitado de soporte económico. Si el acceso a los derechos humanos estuviese garantizado para todas las personas, los casi 7.350 millones de personas que pasan hambre tendrían un plato nutritivo a su alcance (ODS2), los 84 millones de niños no escolarizados tendrían una silla en la escuela (ODS4), los 4.500 millones de personas que no tienen hoy cubiertos sus servicios esenciales de salud los tendrían cubiertos (ODS3), los 670 millones de personas pobres (que viven con menos de 2 dólares al día) dejarían de serlo (ODS1), los 2.200 millones de personas que hoy no tienen acceso a agua potable podrían beberla sin problemas (ODS6) o los 660 millones que no tienen acceso a energía eléctrica podrían tener sus hogares iluminados (ODS7). Y, por supuesto, acompañado del resto de los ODS, mejorarían las desigualdades, las condiciones laborales de los trabajadores (ODS8), la industria y las ciudades serían más sostenibles (ODS11) y la producción y el consumo serían más responsables (ODS12), con lo que todo ello tendría de repercusión en el clima y los ecosistemas marino y terrestres (ODS 14 y 15). Y finalmente, si todo lo anterior se consiguiera, sin duda la paz y la justicia (ODS 16) serian la noticia, en lugar de los conflictos bélicos a los que cada día estamos más acostumbrados.  

Quiero detenerme en ODS 17, “Alianzas para lograr los objetivos”, ya que los objetivos de desarrollo sostenible solo se pueden conseguir con alianzas globales solidas que garanticen que nadie se quede atrás, y por ello a él estamos llamados a participar todas las personas, pero en especial las empresas y los gobiernos, que son los agentes que tienen mayor poder y recursos para revertir el escenario actual en el que nos encontramos. Cuando hablamos de empresas en el marco de los ODS, nos referimos a las empresas preocupadas por el medio ambiente, que ofrecen condiciones de trabajo dignas, que promueven servicios y productos para la base de la pirámide, capaces de cambiar estilos de vida, comprometidas con la comunidad en la que están insertas, que trabajen de la mano de la sociedad civil, conocedoras de las necesidades sociales, y todo ello garantizado por un marco regulador adaptado para favorecer la filantropía y enfocado en la redistribución de recursos y el acceso a derechos fundamentales. Este es también un propósito con el cual Stone Soup esta alineada desde el inicio de su creación, hace 16 años, con un fuerte compromiso social, ambiental y económico, contribuyendo de forma consistente al cambio sistémico. 

Puede que muchos piensen que los ODS no son más que el cuento de la lechera, una utopía irrealizable que nos lleve a pensar “si no es posible lograrlo, no merece la pena intentarlo”, pero creo que si no apostamos seriamente por conseguirlos, perderemos todos, entre otras cosas porque solo tenemos un planeta, porque nos estamos perdiendo a tantos y tantos Einstein en potencia que podrían ayudar a mejorar la vida en ese planeta y porque como seres humanos nuestro bienestar está ligado al de los demás; es decir nuestro bienestar debe basarse realmente en el amor al género humano.  

Jean Cocteau “lo lograron porque no sabían que era imposible” 

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(*) Solidaridad, según MA Psicólogos, tiene que ver con la adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles. 

(**) La responsabilidad social se define como el ser consciente del daño que nuestros actos pueden ocasionar a cualquier individuo o grupo social (SCHWALD, 2004) 

(***) La cifra la propuso la ONU en los años 70, apelando a los gobiernos de países ricos a contribuir al desarrollo de los países menos favorecidos económicamente. Esta propuesta se completaba con un 0,3% adicional que debería aportar el sector privado (empresas, fundaciones y particulares).  

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